lunes, 9 de noviembre de 2009

20 años de la caída del muro de Berlín

La puerta de Brandemburgo de Berlín. Uno de los principales símbolos de la capital germana. Testigo y víctima como cualquier otro alemán del paso del tiempo mientras la capital estuvo dividida en dos. Se encontraba en tierra de nadie, ya que no era accesible ni por los berlineses del Este, ni por los del Oeste. Cuando se produjo la unificación de Berlín su estado era lamentable, pero dos años después fue restauradaEsta noche se conmemora uno de los hechos históricos más relevantes del siglo XX: la caída del muro de Berlín o de la vergüenza como fue denominado por los estadounidenses. La caída del muro no fue un hecho histórico del que podemos enorgullecernos, sino que simplemente no debió producirse, jamás debió permitirse la construcción de una barrera entre dos pueblos iguales. Es triste ver como la solución del muro aportada por los soviéticos fue tratada con indiferencia por los Estados Unidos y por el mundo en general. Alemania, potencia histórica mundial, quedaba humillada nuevamente al igual que con el Tratado de Versalles con una división irracional. El muro provocó que familiares, amigos de toda la vida o del colegio, compañeros de trabajo y conocidos dejaran de verse durante 28 años y envolvió a la nación en una tragedia más. No había posibilidad de saltar aquella barrera física, pues cualquier intento debía pagarse con la vida ya sea por disparos de los militares que controlaban el paso o por minas colocadas en las cercanías del muro. Para recordar tan señalada fecha he decidido contar cronológicamente algunos de los antecedentes más importantes, así como las motivaciones que provocaron el levantamiento y la caída de esta barrera atroz.

En 1918 Alemania es derrotada en la I Guerra Mundial, pero su organización militar estaba intacta y la mayor parte de la guerra se produjo fuera de la nación germana. Esto motivó el fácil y rápido rearme militar alemán tras la llegada democrática de Adolf Hitler al poder en 1933. De esta forma, Hitler incumplía uno de los puntos más importantes del Tratado de Versalles (tratado de paz que se le obligó firmar a Alemania tras caer derrotada en la I Guerra Mundial y que imponía duras condiciones para los germanos): la limitación de un ejército de hasta 100.000 hombres. El nuevo rearme sirvió para luchar duramente en la II Guerra Mundial contra los aliados y hacer correr ríos de sangre por todo el mundo. El 30 de Abril de 1945 Adolf Hitler se suicida en su búnker junto a su amante Eva Braun (se casaron un día antes). El 8 de Mayo Alemania firma la rendición incondicional en la II Guerra Mundial dejando un panorama asolador, el país está devastado.

La mayor parte de los historiadores coinciden en que el rearme alemán fue favorecido por la indiferencia de los vencedores de la I Guerra Mundial, los cuáles permitieron que Alemania se desarrollara sola y no fue ocupada ni controlada desde sus propios territorios. Esto propició que, tras la II Guerra Mundial, los nuevos vencedores temerosos de que volviera a ocurrir un nuevo resurgimiento alemán decidieran ocupar y controlar el estado germano.

En el verano de 1945 tiene lugar la conferencia de Potsdam, en la que se decide que los cuatro principales países vencedores en la contienda (Estados Unidos, URSS, Francia e Inglaterra) han de repartirse los territorios de Alemania tal y como puede verse en la siguiente imagen:

División territorial de Alemania entre los 4 países vencedores de la II Guerra Mundial
En dicha conferencia también se pacta tratar a Alemania como una sola unidad económica. Sin embargo, las diferencias que mantenían los soviéticos con las otras tres naciones para acordar el nuevo sistema económico alemán justifican en parte la formación de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) el 4 de Abril de 1949. El cometido principal de la OTAN es la organización política y militar de los países capitalistas ante el peligroso afán expansionista soviético. Entre algunos de los países que la conforman en su nacimiento son precisamente Estados Unidos, Francia e Inglaterra por lo que las tres regiones alemanas que pertenecen a estos países se unifican formando la nueva Alemania Occidental o República Federal Alemana (RFA). Por otro lado la Alemania comunista es denominada como la Alemania Oriental o República Democrática Alemana (RDA). De esta forma el país queda dividido en dos partes diferenciadas por la gestión política, militar y económica.

Si nos fijamos en la imagen de arriba, Berlín está contenida en la región soviética. No obstante, la capital se fragmenta en cuatro partes al igual que la nación alemana. Veamos como queda Berlín repartida en el siguiente plano:

División territorial de Berlín entre los 4 países vencedores de la II Guerra Mundial
Al igual que ocurrió en todo el país, en la capital se unen las regiones norteamericanas, francesas e inglesas tras la creación de la OTAN. De esta forma Berlín también se divide en dos zonas: la del Oeste (Estados Unidos, Francia e Inglaterra) y la del Este (URSS).

El 14 de Mayo de 1955, como respuesta a la creación de la OTAN, los países del Bloque del Este (Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, RDA, Rumanía y URSS) firman el llamado Pacto de Varsovia por el que acuerda la cooperación militar entre los estados firmantes. La división entre capitalistas y comunistas no sólo iba a quedar reflejada en Alemania y Berlín, sino también en Europa como vemos en el mapa que sigue:

División de Europa entre las naciones de la OTAN (zona capitalista) y las naciones del Pacto de Varsovia (Zona comunista o Bloque del Este)
Desde la creación de las dos alemanias, la Unión Soviética nota una creciente emigración de alemanes de Oriente hacia Occidente. Los fugitivos de la Alemania Oriental, en gran parte jóvenes bien formados, buscaban unas mejores condiciones de vida que allí no disfrutaban, pero que podrían encontrar más fácilmente en la economía capitalista de la Alemania Occidental.

Para evitar este movimiento migratorio que atenta contra la economía de la RDA, la URSS toma algunas medidas. Una de ellas es evitar el paso de personas desde los países del Bloque del Este hacia los países capitalistas haciendo uso del Pacto de Varsovia. Se crea, así, el llamado telón de acero que impidió el objetivo de los fugitivos al cerrarse el acceso de los estados comunistas a los capitalistas:

El telón de acero como resultado de la división capitalista-comunista en Europa
A lo largo del famoso telón de acero se encontraban vigilantes y vallas uniformemente distribuidos. Se prohíbe, así, cruzar la frontera entre cualquiera de los países que limitan a lo largo del telón de acero, lo cual incluye el acceso entre las dos alemanias. El problema parece zanjado. Sin embargo, controlar el flujo migratorio en Berlín se antoja mucho más complicado y la frontera se mantiene abierta.

Los que desean escapar no sólo son alemanes orientales y una buena parte son huidos que provienen de países del Bloque del Este. Para ellos el paso a Berlín Oeste era la única forma de acceder al progreso occidental. La afluencia de personas en la frontera berlinesa fue incrementándose de forma constante. En 1961 unos 3 millones de fugitivos ya habían abandonado la región oriental en los últimos 12 años a través de la capital germana. Ante la imposibilidad por parte de los soviéticos de detener este movimiento de personas deciden construir el muro de Berlín; una barrera infranqueable, vigilada por guardias, perros y torres y cercada por minas que imposibilite absolutamente que alguien pueda cruzarla.

En tan sólo una noche de duro trabajo, la que fue del 12 al 13 de Agosto de 1961, el muro quedo prácticamente construido para sorpresa y horror de los alemanes. El 13 de Agosto amaneció en Berlín y desde entonces nada fue igual; el derecho a la libertad de circulación de los alemanes, ya limitado antes del levantamiento del muro, acababa de partirse en mil pedazos.

Construcción del muro de Berlín
La tensión entre EE.UU. y la URSS aumentó en plena Guerra Fría y la amenaza de una contienda nuclear sobrevolaba el mundo. Ya en la década de los 50 ambos países habían demostrado su poder de destrucción cuando probaron el lanzamiento de bombas de Hidrógeno, que son aproximadamente 1000 veces más potentes que las bombas atómicas con las que Estados Unidos atacó a Japón en la II Guerra Mundial. Ante esta situación John F. Kennedy aseguró que la solución del muro era "poco elegante, pero mil veces preferible a la guerra". De este modo, los norteamericanos terminan aceptando lo inaceptable, el muro de la vergüenza.

Cabe destacar que la URSS además de decidir levantar el muro, prohibió la salida de los alemanes de Berlín Oeste (la zona capitalista) a través de la RDA (no hay que olvidar que Berlín está contenida en la Alemania Oriental). De esta forma se aseguraban que no habría flujo de alemanes ni en una dirección ni en otra.

El muro terminó por encerrar a todos los berlineses:
  • Los del Oeste estaban rodeados completamente por terreno soviético.
  • Los del Este no podían de ninguna forma avanzar a la región Occidental debido a que:
    • No les está permitido cruzar la frontera entre las dos alemanias por la existencia del telón de acero.
    • No pueden atravesar otros países para llegar a una nación capitalista por la existencia del telón de acero.
    • No pueden hacerlo a través de Berlín por la existencia del muro.
Desde 1961 hasta el final del muro fueron muchos los que intentaron cruzarlo, pero muy pocos lograron conseguir el objetivo. Los alemanes ingeniaban distintos métodos para saltar el muro como por ejemplo el uso de coches con compartimentos escondidos, túneles, pasaportes falsos, avionetas, globos aerostáticos,... Algunos murieron al ser alcanzados por disparos de balas o minas y otros terminaron heridos de gravedad o con algún miembro desgarrado de su cuerpo.

Peter Fechter, albañil de 18 años y primera víctima del muro de Berlín
Pasa el tiempo hasta que el 11 de Marzo de 1985 Mijaíl Gorbachov asume el poder de la URSS. Este hecho será sumamente importante para los hechos que se desencadenarán en pocos años. Gorbachov inició una nueva gestión política y económica que suavizó el control de la URSS sobre el resto de países comunistas del Bloque del Este. El nuevo presidente de la URSS entendió que estas naciones deberían progresar de forma independiente y que el uso de la fuerza para mantenerlos a raya carecía de sentido. Erich Honecker, presidente de la RDA desde el año 1976 y de marcada línea férrea, se declaró contrario al nuevo orden que impuso Gorbachov; pero pese a la tensión y a las diferencias políticas y económicas entre los dos presidentes soviéticos, Gorbachov no depuso a Honecker de su cargo.

Mijaíl Gorbachov
Mientras tanto en varios países del Bloque del Este se aprovechan de la aparente indiferencia del nuevo gobierno de Gorbachov, y los movimientos reformistas tienen cada vez más fuerza como por ejemplo ocurre en Polonia o en Hungría. Esto nos lleva al día 2 de Mayo de 1989, cuando el primer ministro húngaro Gyula Horn en un acto de racionalidad y valentía ordena a sus soldados que comiencen a desmantelar las barreras que hay entre Hungría y Austria. Hungría rompía el Pacto de Varsovia que firmó en 1955 y abría su frontera con un país que no pertenecía al bloque comunista. Esto supuso la apertura de una puerta hacia Occidente para los europeos orientales, la primera desde la construcción del muro de Berlín:

El telón de acero se agrieta: se abre la frontera Hungría-Austria
Miles de alemanes de Oriente, aprovechándose de la nueva coyuntura, comienzan a atravesar Checoslovaquia para llegar hasta la frontera entre Hungría y Austria. El telón de acero había envejecido y sufre su primera grieta. Rápidamente el gobierno alemán oriental reacciona ante los nuevos acontecimientos y ordena cerrar la frontera entre Checoslovaquia y Hungría, el país traidor. Esto provoca que los alemanes que intentaban escapar terminen refugiados en la embajada de la RFA del estado checoslovaco, nación que está a medio camino entre la RDA y Hungría. Ante esta nueva circunstancia, Honecker aísla aún más a su nación e impide el paso de los alemanes a Checoslovaquia.

Meses después, el 7 de Octubre de 1989 Gorbachov visita Berlín. Los alemanes lo reciben como un libertador y confían esperanzados en el fin de la Alemania dividida. Gorbachov anuncia en la capital berlinesa a Honecker que el ejército rojo no derramará sangre para evitar lo que se está mascando. Honecker no puede creer la actitud del líder soviético.

Durante este mes de Octubre de 1989 comenzaron a organizarse marchas a favor de la libertad de los alemanes. El 9 de Octubre Honecker ordena a sus militares apaciguar a los manifestantes. No obstante, el jefe de seguridad del gobierno de Alemania Oriental (Egon Krenz) convence a Honecker de retirar la orden de atacar a los civiles para evitar un derramamiento de sangre brutal que coparía la información mundial. La revolución estaba cerca de producirse. El número de manifestantes aumentaba por días y la gente perdió definitivamente el miedo a gritar contra la injusticia sufrida durante años.

Ante lo que se venía encima y la sensación de falta de poder, Honecker renuncia al poder de Alemania Oriental el 18 de Octubre. Su cargo lo ocuparía el ya nombrado Egon Krenz, antiguo jefe de seguridad, de corte más tolerante que su antecesor. A pesar de que Krenz tras llegar al poder pide a los alemanes que cesen las manifestaciones, sucede todo lo contrario y el número de asistentes cada vez es mayor.

El 27 de Octubre Krenz, en un acto de buena fe, anunció amnistía para los fugitivos alemanes para incentivar su regreso y anunció la reapertura de fronteras con Checoslovaquia. Los alemanes, lejos de regresar, siguieron huyendo de un país que se hacía añicos para refugiarse de nuevo en la embajada de la RFA en la capital checoslovaca.

Las manifestaciones se generalizan por toda Alemania Oriental. El país es un clamor. El 6 de Noviembre el número de asistentes alcanzan el punto máximo y la nación vive en la calle. La situación se hace insostenible para el gobierno de la RDA y el consejo de ministros dimite en bloque un día después, el 7 de Noviembre. Este mismo día Krenz aprueba la regulación de viajes al exterior al comprobar que es incontrolable la emigración hacia Checoslovaquia. Pero el pueblo germano no quiere viajes regulados, quiere la libertad de circulación y la presión social no disminuye un ápice.

Dos días después, el 9 de Noviembre por la tarde el gobierno de la RDA anuncia por la televisión un proyecto de ley del consejo de ministros en el que se anuncia que todas las restricciones fronterizas serán retiradas. A pesar de que no se informa con exactitud cuando entrará en vigor la nueva ley, todos los medios de comunicación se hacen eco de la noticia y lanzan a la nación la información de que el muro está abierto. Poco después, miles de ciudadanos de Berlín se dirigen al muro para poder cruzarlo definitivamente. Sin embargo, los militares que vigilan el muro no están informados de aquella noticia por lo que no permiten el acceso de los miles de esperanzados alemanes que se dan allí cita. A las 23:00 y a pesar de carecer de una orden de un alto cargo (el único mandato recibido fue que no disparasen), los guardias de frontera terminan cediendo ante la presión del pueblo y abren el primer punto de control. Poco más tarde se van abriendo el resto de puntos de control del muro. ¡El muro ha caído!

La gente cruza aquella barrera de la indecencia, llorando de alegría, encontrándose con sus familiares, amigos, conocidos. Los abrazos no dejaban de repetirse, aun entre personas desconocidas. Los berlineses del Oeste también cruzaban el muro eufóricos por sus hermanos del Este. Alemania Oriental estalla de júbilo y, al igual que en la capital, se cruza la frontera en todo el país. El encuentro entre las dos alemanias es brutal, uno de los impactos emocionales más grandes en toda la historia escrita. 28 años de vergüenza ha sido una espera demasiado larga.

La caída del muro de Berlín
Alemania vuelve a quedar unificada de nuevo. El imperio soviético se desmorona. Los países que conforman el Bloque del Este experimentan cambios radicales y se independizan de la URSS, que pierde parte sustancial de sus territorios para dar lugar a 15 nuevos países. El resto de la URSS termina desapareciendo para dar paso a Rusia. El mapa europeo ha sufrido un cambio demoledor.

Es un error típico pensar que la caída del muro de Berlín fue un hecho que se produjo repentinamente y espontáneamente, y que los hastiados alemanes terminaron estallando en cólera el mismo día que derribaron el muro como reivindicación por la falta de libertad. Nada más lejos de la realidad, la caída del muro fue producto de unos pasos lentos que comenzaron a darse el día que Hungría abría sus fronteras con su país vecino Austria. Debido a una carencia absoluta de espíritu como consecuencia de los golpes recibidos en las dos grandes contiendas y a un sentimiento general de culpabilidad provocado por el apoyo a Hitler que tuvo lugar prácticamente en toda la nación, la mayor parte del pueblo alemán oriental aceptaba el sometimiento del régimen comunista y ni siquiera pensaban en la posibilidad de sublevarse. Sólo cuando los alemanes notan la indiferencia del ejército rojo y las primeras crisis de la URSS, comienzan las primeras manifestaciones con poco éxito pero que terminarán siendo multitudinarias en todo el país.

Por último, cabe destacar a uno de los personajes que más impulsó la caída del muro: Mijaíl Gorbachov. El último presidente soviético incentivó el derribo del telón de acero al no permitir la represión por parte del ejército rojo para retrasar lo ineludible y evitar, así, una pérdida inútil de vidas que sólo alargarían más el padecimiento de una Europa del Este resquebrajada. Fue el salvador que Alemania necesitaba en aquel momento y su forma de actuar en pos de las libertades de las personas le valió el premio Nobel de la paz en 1990 "por promover reformas en Europa Oriental y ayudar a poner fin a la Guerra Fría". Esta noche estará en la capital germana y estoy convencido que los berlineses le darán un recibimiento más que efusivo.

Hasta aquí llega mi post dedicado a este acontecimiento histórico del que (vuelvo a repetir como ya comentara al principio) no debemos ni podemos vanagloriarnos, ya que para derribar un muro primero había que levantarlo... En el mismo muro caído alguien escribió una frase que evidencia la barrera psicológica que sufrieron los berlineses del Este por encima incluso de la misma barrera física: "los muros peores son los que construimos alrededor de nosotros mismos".

El muro de Berlín